¿Qué es esto?

El que se ocupe este espacio responde a tres objetivos. El primero de ellos, contar con un sitio desde el cual se puedan dar a conocer las opiniones, las observaciones, las críticas de un grupo de alumnos de la Universidad de Monterrey, quienes, por obligación o gusto, tienen que realizar estos ejercicios dentro de la materia que lleva por nombre Taller de Crítica Cultural.

Segundo, y como si de un boomerang se tratara, una cosa es hacer llegar a otros lo que pienso, dudo, discurro, critico, y otra es someterme al escrutinio del otro, abrirme al diálogo, entrar en la polémica, ser el objeto de la crítica de otros. Enfrentar esta situación, aún así sea a través de estos medios, creemos, ayuda en la formación de quienes serán futuros profesionistas en las áreas social, cultural o humanística.

Y, tercero, es nuestra convicción de que al desarrollo cultural y artístico de esta ciudad le falta el elemento que cohesiona a todo con lo que ya contamos; tenemos teatros, cines, galerías y museos, orquestas, escuelas de arquitectura y diseño, desfiles de modas, premios a lo mejor del cine independiente, estudios de grabación y hasta un canal artificial en el cual concursan los triatletas de todo el país, pero a pesar de todo ello y de haber dado ya el salto al siglo XXI, no tenemos crítica, entendida esta como el comentar, el explicar, el difundir, el debatir, el exponer, de manera pública diversos puntos de vista sobre lo que, precisamente, está sucediendo en la ciudad en estos campos. Así pues, este espacio, estos textos, son nuestra modesta, pero decisiva, aportación al desarrollo del arte y la cultura de esta ciudad.

miércoles, 26 de mayo de 2010

EL EJERCICIO/DESCANSO

Lo que verán a continuación es parte del ejercicio final que llevaron a cabo quienes participaron en este taller. Primeramente se vieron y comentaron las imágenes que siguen (ver más abajo LAS IMAGENES); se hizo especial hincapié en los medios (fotografía, instalación, escultura, pintura) y los precios que han alcanzado estas obras en subastas públicas. Posteriormente se les solicitó que reflexionaran en qué sentido tenían obras y precios para ellos como productores o gente relacionada con la creación artística, así como de qué manera explicaban este fenómeno (ver todavía más abajo LAS RESPUESTAS). Creo que situarse frente a una realidad como la que representa el intercambio comercial al que se somete a las obras de arte, verse como parte de ese campo en el que tarde o temprano tendrán que intervenir y compaginarlo con los cuestionamientos que se han hecho a lo largo de este semestre, es una buena manera de ganarse un merecido descanso. A todos los participantes, pues, mi agradecimiento por haber hecho de este espacio un acontecimiento más que agradable y enriquecedor; con la esperanza de que ni termine aquí ni se circunscriba su capacidad crítica a lo realizado hasta ahora. En horabuena a todos.

Xavier Moyssén L.

LAS IMÁGENES

Andreas Gursky. 99 cts.II. 2001
$3 millones de dólares
Damien Hirst. La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo. 1992.
$10 millones de dólares
Jasper Johns. Bandera. 1960
$29 millones de dólares
Alberto Giacometti. Hombre caminando I. 1960
$104 millones de dólares

Pablo Picasso. Desnudo, hojas verdes y busto. 1932
$106 millones de dólares

LAS RESUESTAS

Estas piezas de arte, además de pesar su valor por el productor: Gursky, Hirst, Johns, Giacometti Picasso, el valor no es solo la firma o el objeto por sí mismo. Parecería evidente que estos fenómenos en el arte, no dependen solo del productor o de la obra ya que a simple vista es en lo más común uno de millones de tiburones en el mar, una pintura sobre una tela de muchas otras o la foto de cualquier Waldos. ¿Por qué la bandera de EUA en pintura cuesta $29 millones de dólares?, ¿Por qué es importante un “Hombre caminando” a lo mucho desproporcionado? Lo que tienen todas ellas, diría yo, no es solo la interpretación misma del artista y del arte. Ubicadas en un lugar, con las personas que somos, con lo que esperamos y deseamos darle importancia es la posesión por sí misma y el significado de todas las obras analizadas.


Poseer dinero, bienes, espacio, tiempo, vida, objetos, amigos. Poseer es tener arte. Entonces como productor, el valor que veo en todas esas obras es la adquisición (como es muchas veces llamado al mejor premio en una bienal o concurso de arte). El hecho o suceso de que adquieran tu obra por una cantidad que suma poder es lo que significa y hace importante el flujo del arte. El arte ya no es más por lo mucho apreciativo o solo inútil. El arte es útil en demostrar posesión y poder. Se utiliza para reflejar lo que es puramente importante para el hombre: poder.

El arte no solo es el productor, el producto y los que reciben la producción. También esta otra parte o estructura que mueve a los objetos, los llama arte y los vende y los compra como arte y quienes lo muestran como arte.

Excusaría a la idea del arte si solo mencionara que las obras valen por su técnica o trascendencia en interpretación. Eso no es verdad. Tampoco sería correcto que el arte es una finanza más del hombre; que vale tanto como vale un billete de mil pesos, o un abrigo de piel o una bolsa de marca o un automóvil de lujo. Eso es tampoco verdad. Tampoco es una moda, pero siempre lo que “no es visto comúnmente” vale más. Buscamos la representación o la imitación de lo que somos. Muchas personas entenderán la fotografía de 99 cts. como lo que somos, o el tiburón en formol, o el patriotismo o burla del símbolo patriótico, el hombre caminando en metal o algo que no se experimenta si no es a través de la propia expectación en el cubismo…Estas obras si nos representan, esas obras pueden confundir o contentar con lo que nos muestran. Pero es esa vanidad lo que hace al arte, ARTE y esa vanidad tiene que costarle al que la tenga.

Para concluir, entendí por crítica el acto de comprender sin olvidarme de mis propias convicciones. Entendí que el arte no solo se disfruta, se debe entender porque se disfruta, porque daña y porque esos resultados me ocurren a mí y a otras personas. Aprendí a escribirle a los demás, tener siempre en cuenta a la fuente (el arte) y al receptor (yo y los demás) que somos más importantes que la misma fuente.

Tania Martínez Báez.



Primero no cabe duda que el arte puede ser negocio, y muy bueno. Después de ver las imágenes y sus increíbles costos, me viene a la mente la idea de que el estereotipo del artista que crea, produce, “por amor al arte” cada día se muestra más lejano. Este artista bohemio del siglo XIX, o el artista personaje, a la Dalí o Warhol, se hacen a un lado para dejarle el puesto al productor de nuestros tiempos (la misma predilección y uso de la palabra productor nos da una idea de cambio, etiquetando a alguien que lejos de caer iluminado por la musa, produce como si se tratara de una fábrica, una industria, para después venderse en un mercado).

No obstante el nombre, de artista o productor no debe ser criterio o factor en la cantidad de la obra. No por dejar de llamarle artista su producción será mala. Los productores de arte siguen teniendo el mismo compromiso con su obra y con su entorno, solo que ahora forman una parte activa en el mundo (pensando en productores como Hirst, donde lo artístico se entiende por el hecho de cómo venden su obra).

Lo explicaría diciendo que para entender esas imágenes y ese precio, hay que ver cosas que no estén frente a los ojos. El arte es un mercado, donde productores, galeristas, museos, casas de subastas y demás actores, intervienen en la cotización y venta de la obra. En cuanto el productor de su ultima pincelada o acaba de llenar el tanque con formol, la obra entra en un juego de intereses en el mercado. No demeritemos la calidad del Picasso o de Hombre caminando, pero ¿Cómo explicar ese proceso? Primero, gozan de una fortuna crítica, la cual hace que en nuestro tiempo, se consideren “dignas” de valer tanto dinero. También intervienen una serie de intermediarios (caso de Hirst) que encarecen más y mas la obra conforme cambia de manos. O puede darse el caso que una especie de capricho orille a una venta inimaginada (Johns). Como vemos el precio va más lejos de lo que el pintor plasma en el lienzo, o el fotógrafo captura con su cámara. En el negocio del arte no sólo “Los artistas” marcan tendencias, también tenemos a empresas, galerías, museos, coleccionistas y hasta políticos (recuerdo las cosas de la galería Blaisten que es una “etiqueta de ciudad” que cotiza a la alza los cuadros, o Filemón Santiago en MARCO, donde sospechosamente, un tercio de la colección pertenece a Mauricio Fernández).

¿Y porqué 104 y no 107 millones? ¿Por qué Picasso y no Toledo? Antes que nada, recordemos que aunque ambos artistas son buenos, hay diferencias en cuanto a calidad, pero sobre todo en cuanto a tipos de producciones. Es difícil comparar medios, temáticas o contextos distintos. Para mí, nada justifica esas cantidades ridículas con ninguna obra, en ningún autor, vivo o muerto. Pagar 80 millones o 106 por un Picasso se me hace igual de ridículo, dándose exagerada importancia a los procesos del mercado sobre los procesos del artista/productor. No que sea romántico que extrañe el arte por el arte, pero esas cantidades son injustificables. Me provoca temor el saber que sigue y por cuanto, y me sigue aquejando el “¿Por qué ese Picasso y no aquel?” sólo el mercado lo sabe.

Emmanuel Godínez Burgos.



El significado de estas imágenes (obras) son la prueba de que el artista existió, de su técnica y discurso, lo que manejo, vio y vivió, además de su astucia para moverse en los círculos sociales adecuados. Un productor no solo produce, siente, experimenta, busca, imagina y extiende a la sociedad, les da lo que quieren o aborrecen para que sigan hablando de él y manejando su obra aunque el ya se haya ido.

Estas imágenes se explican como registros de algo, de que, eso varia y eso sumado a la inteligencia con que el propietario de la obra se maneje puede elevar a sumas exageradas su valor, como fue en su momento el tiburón de Hirst que fue aumentado su valor conforme pasaba de unas manos importantes a otras. El renombre y el discurso del artista también juegan un papel relevante en todo esto ya que no es lo mismo obtener una obra de Hirst, Gursky, Giacometti o Picasso a una del vecino, el nuevo artista que se acaba de descubrir o cualquiera que no es considerado. Los antecedentes preceden de la obra, el trabajo y el nombre del artista, además de su vida y lo que este diga o dijo, junto a lo que se dijo por los que saben, es lo que dicta que tan grande o pequeña llega a ser la obra.

El nombre, la obra, el discurso, la técnica, la crítica, el mercado, la sociedad, la época, todo importa en la vida de un productor, todo va en un mismo paquete y enlazado en una sola correa, no puedes ignorar alguna o fallaras en lo que haces, tienes que razonar, buscar, innovar y entender para hacer algo que valga la pena, entender el mercado para sobrevivir en esto, como se dice vulgarmente eso es “comer o ser comido”.

Joshua Javier Alonzo Arias.



Me produce un choque de sentir y emociones, al ver como se le puede otorgar tanto valor monetario a estas piezas. Supongo que los productores de esto deben de sentir gran satisfacción, al menos los que siguen vivos. Con esas cantidades puedo hacer muchas cosas más, pero ese es el valor que se le otorga a estas piezas.

Piezas u obras que se perfilan y ocupan un lugar dentro de la sociedad, obras para recordar ¿Por qué? Porque necesitamos saber donde vivimos, como el encontrarnos con los museos de historia que cuentan nuestra historia.

Existe un grupo de personas conocedoras y expertos en el tema del arte que van otorgando este concepto a las piezas que ellos consideren. El darle esta importancia y sobre todo un valor económico tan elevado debe de ser por el mismo motivo, al igual que retener algo en el tiempo actual y sentirse orgulloso de tenerlo. Por supuesto como siempre se ha manejado, son cantidades imaginables que solo un grupo puede otorgarle a estas piezas, como la elite. Pero sobre todo son piezas que han marcado un antes y un después, no solamente se les da el valor porque si. Existe un sustento por detrás de cada pieza, que han dejado huella en la línea del tiempo, simplemente por hacer algo diferente a lo que se acostumbra el ojo humano.

Son imágenes que muestran al ser humano, una exploración consigo mismo, que habla de la vida cotidiana, política, el ser humano y su estatus en la vida. Imágenes que provocan algún cambio en el espectador o que tienen ese fin de perturbar o dar felicidad; imágenes, objetos con una idea por detrás que es a la que se le da el valor llamado arte. Que nos presentan en un museo con luces y todo bonito, pero que en cada observador deja o mueve algo dentro de su persona.

Francia Perales Muñoz.



Para cualquier productor debe de ser grandioso ver una obra de semejante cantidad de dinero. Sobre todo si sus esfuerzos y sus ideas están plasmados en ellos. Deben sentirse orgullosos de que sus productos fuera de que si son realmente artísticos o no se vendieron bien. Aunque después puede que en algún momento vuelvan hacia la reflexión de si realmente es buen arte o simplemente su obra es tan apantallante, como el tiburón de Damien Hirst, que los coleccionistas la creen una pieza significativa. En este caso, contradiciendo un poco el principio de mi respuesta, creo que el productor podría sentirse fracasado, (aunque tendrá unos millones para reconfortarse) de no ser artísticamente bueno.

A lo largo del curso me he dado cuenta que no todo lo que se expone en los museos y sin importar su renombre o no, a veces no es necesario que las obras presentadas sean realmente buenas. Tampoco quiere decir que porque un productor sea bueno una vez lo va a ser siempre y que no todas sus obras son buenas. A lo que voy con esto es que a veces exaltamos la obra de cierto artista porque anteriormente hizo algo bueno pero no necesariamente sus piezas siguientes serán igual de buenas. Sobre todo cuando las piezas de Picasso y de Damien Hirst, creo que es lo que sucede. Picasso se volvió un icono del arte a nivel mundial y sus obras se han ido vendiendo poco a poco en millones. Para los coleccionistas sus pinturas se convirtieron en piezas de inversión, con un riesgo, me atrevería a decir que, nulo de depreciación. Es alarmante que se vendan piezas de arte en estas cantidades pero no es tan sorprendente que sea de Picasso. En el caso de Damien Hirst su audacia al representar tal animal en formol es impresionante para todos, y creo que tampoco sorprende que los coleccionistas pagaran dicho precio. La obra de Jasper Johns creo que alcanza dicho precio, por el sentimiento que el dueño de la piza original tenia hacia ella, puesto que de no haberse hecho de nuevo la pieza hubiera pasado un poco desapercibida y con esto vuelvo a que a veces estas obras son mas por lo que se llega a pensar de ellas que por lo que estas realmente son.

De las otras dos obras no sabría muy bien que decir, ambas me gustan más que las tres mencionadas anteriormente. Sus precios siguen siendo muy elevados pero en sí me parecen buenas obras. La fotografía de Andrés Gursky en la tienda de 99 cts me parece excelente. Pero seguiría concluyendo que las obras de arte, si es que todavía se les puede llamar así, actualmente están sobrevaloradas, pero no solamente monetariamente sino que a veces obras no muy buenas se exponen en grandes museos o galerías sin ser tan importantes, vanguardistas o lo que sea que pueda hacer a una obra grande e interesante para el mundo del arte.

Andrea Isabel Martínez.



Siento que el significado de cada obra sería algo muy particular, pero con respecto a los precios tengo una opinión en general. Es impresionante el valor que se le da a las obras. De todas desde mi punto de vista, la que quizá y si amerite ese precio vendría siendo la de Pablo Picasso, pero siento que el resto es algo que no viene al caso. ¿3 millones de dólares una fotografía? Creo que por una parte si está bien ponerle un precio alto a una obra, siendo productor es la forma de valorar tu tiempo y tu trabajo. Pero no sé si estoy de acuerdo en los precios sumamente exagerados se me hacen sumas innecesarias, más que la mayoría de ellos siguen vivos, ni siquiera han terminado su carrera artística por decirlo así, ¿entonces cada vez subirá mas el precio de sus obras?

Pues en algunos casos si entiendo el precio como ya lo mencione. Pablo Picasso, en su obra en lo particular es muy de mi agrado, esta de más mencionar que es un artista que creo toda una vanguardia, una nueva forma de arte, y todas las obras con el tiempo aumentan su valor. El resto siento que aun falta tiempo, o algún suceso para que lleguen a alcanzar el precio que tienen.

El caso de Jasper Johns al recrear su obra años después y aumentarle el precio de casi el 90% del valor original, no me termina convenciendo la idea, y más el coleccionista que paga por ello.

¿Del resto de las obras que puedo decir? Realmente no estoy muy segura del porque valorarlas de esa manera, no estoy en contra de darle un buen valor a una pieza de arte, sin embargo no me parecen las sumas exageradas de dinero por comprar una pieza.

Es más que claro que el precio también coincide de cierta manera por la producción y el desarrollo del artista. Pero siento que también se le da ese valor, porque existe la persona que lo compra.

Como conclusión, creo que el arte si debe de tener un precio alto, dependiendo de la trayectoria del artista y de la antigüedad de la obra, pero siempre con algún tipo de limite, ya que si esto es en lo que se vende una obra hoy en día, ¿en cuanto venderán las obras dentro de 10 o 15 años?

María Patricia Linage Garza.



El significado de producir para vender y tener que comer, significa el momento en el que estamos: consumir por el placer de consumir, para saber quién tiene más, o quien la puede comprar, en dónde la compro, quién se la vendió, etc.

Al ver las obras y el precio en las que han sido vendidas, como productor lo que se me viene a la mente es la capacidad que tuvieron de aprovechar y no dejar pasar la oportunidad de poderse vender ellos como artistas y sobre toso por sus obras, tomando en consideración que durante su formación se van relacionando en el medio, todo esto influye y si una persona se la cree entonces toda la obra toma otro valor y deja de ser un simple cuadro o un tiburón, y empieza a relacionarse en la sociedad construyendo sus propias redes sociales una más importantes que la otra, lo que le ayuda a la pieza a ser más cara y lo que le da al artista un mayor prestigio.

Como conclusión, puedo decir que hay muchos peces que alimentan, pues tomando en cuenta todo el proceso por la cual la pieza tuvo que pasar para ser tan cara como es, ayuda para que las instituciones, museos, galeristas, etcétera saquen provecho y aumente su prestigio simplemente por tener la pieza “cara”. El acto de comprar la pieza es lo que le da el significado.

Beatriz Rivas Palacios.



Para los productores, la aspiración de formar parte de todo este mercado del arte es un reto que muchos de ellos no podrán alcanzar en su trayectoria artística. Comúnmente, una gran cantidad de obras con precios millonarios pertenecen a autores ya difuntos, así que aunque los productores sean parte de este fenómeno contemporáneo, el hecho de alcanzar sus beneficios es cosa aparte. Como productor uno no puede adentrarse al mundo del arte con la seguridad de que podrá vivir de eso, mucho menos que podrá hacerse millonario. Por ello, la inspiración y motivación de los artistas tiene que ir mucho más allá, tiene que ser un trabajo que para el productor y para sus espectadores valga lo mismo, aun si se vende a cien dólares o a diez millones. El arte como bien de lujo no es algo nuevo, lo que cambia son las ideas de quienes producen y los intereses de quienes lo comercian y lo compran.

El que una obra de arte llegue a considerarse como tal por el mercado, y adquirir un precio tan elevado, es resultado de una coyuntura de factores particulares que pueden variar sobremanera.

Hay muchos aspectos a considerar para considerar una obra buena: su forma, su contenido, su temática, su contexto, su autor, su aportación en el arte y a los modos contemporáneos, etc. No obstante, no solo estos factores determinan siempre el valor de una pieza, tanto el cultural como el económico.

Me atrevería a decir que uno de los factores principales que conforman esta coyuntura es la SUERTE: la suerte de conocer a alguien en especial que considere y promueva como arte cierta pieza, o la suerte de encontrar un millonario que quiera pagar una fortuna por ella, o la suerte de haber hecho la obra en el lugar y en el tiempo precisos para que los resultados fueran así.

En realidad es muy difícil que una obra llegue a costar cantidades tan elevadas si se trata de una pieza muy mala. De alguna manera su costo revela los intereses del individuo o grupo que compiten por ella y de la sociedad en general. Por ello, este tipo de obras suelen no sólo tener sentido por sí mismas sino, además, hacerle sentido a alguien más, lo cual inmediatamente le añade valor a la pieza. Obviamente, un artista ya con renombre puede tener muchas más posibilidades de vender una de sus obras a precios así, pero muchos en las mismas condiciones, por diferentes motivos un tanto ambiguos, no lograran lo mismo. Por ello, no queda más que pensar en el arte como un valor millonario por si mismo, para no llevarnos decepciones si nuestra pieza favorita no es la más aclamada en el mercado.

Dalinda Peña Habib.



Que cualquier medio donde te enfoques que no sea pintura, no te pagaran de igual manera. Con una fotografía, una instalación o un video, el monto se ve reducido a casi más de la mitad, dejando en claro que los lugares que ocupan las artes clásicas tienen un gran peso hoy día.

Mera ideología donde, como se comenta en la pregunta anterior, la pintura ocupa un lugar privilegiado y que los nombres de los grandes exponentes contemporáneos, se siguen viendo limitados a los ámbitos clásicos del arte. La fotografía que alcanza ese precio seguramente es por su parecido a una pintura y por la magnitud, porque si el tamaño fuera más pequeño, el valor monetario también lo seria.

En cuanto a las otras obras, creo que es más el nombre del artista el que se compra, lejos de ser la pieza pese, se sigue el patrón consumista de la sociedad obviamente que hasta en el mercado del arte.

Como lo tratado en la clase sobre el tema de las escuelas de arte, considero de igual manera que se sigue con un sistema, en este caso de valoración del arte (o de las piezas que se quieren llamar arte), que no permiten la integración de nuevos métodos y medios de expresión de los productores. Se sigue pensando en el arte como sólo pintura y escultura. El cambio es lento, por eso las exposiciones como la de la productora Annette Messager son importantes, pues se ve en desarrollo (poco a poco) esa expansión de limitantes que pone el mercado del arte, esto obviamente va cambiando y tengo la esperanza de que si se continua una buena educación de los alumnos de este campo social, se llegará a una apertura más sana y generadora de creatividad más explayada. Si se llegara a educar más la cultura del estudiante de artes, el mismo nivel crítico aumentaría, llegando a manejar la propia calidad de lo que se produce (ya sea escrito, fotografía, pintura, todo)

Dalia Vázquez López.



En primera instancia, el arte es un negocio. Hay dinero de por medio y se puede ganar. Cuestionable quizá el ultimo beneficiado (si ya se murió el artista, si la regalo, si lo que sea), pero sin lugar a dudas alguien se saca la lotería. Sin embargo, si lo peonemos en relieve con el flujo monetario de la actualidad (el flujo económico industrial –empresarial) pues ya no hablamos de cantidades estratosféricas incluso hablamos de nimiedades.

Con todo no podemos dejar de lado que si hay una remeta posibilidad de éxito o satisfacción económica latente en el mundo del arte. Pero alcanzarla implica un precio tan complejo que no por nada ya hasta muertos algunos tienen esos valores.

De ellos podemos sacar que el mundo del arte, por mucha parafernalia que se le quiera acoplar, no es una empresa. No puede abordarse como industria de producción económica. El arte gira en otras esferas donde la intersección de él y el dinero se da, con estas magnitudes, en contadas ocasiones como productor se debe abordar el arte desde otra perspectiva, aunque el mismo Hirst lo contiene. Porque incluso él le debe todo el preámbulo que trae consigo el mundo del arte para que su pieza haya llegado a tales valores.

Esto nos lleva a cuestionamientos el ¿Qué hace que una obra cobre estas cifras económicas? ¿Qué la sitúa en esos valores?

Podríamos querer hablar de algún juicio de valor comparativo: ¿están mejor que…? Pero sería hacernos tontos al instante. Que va a decir de los nudos estéticos en los que nos meteríamos. La cuestión va más allá.

Me acuerdo de Savater (en su cita a Kant) cuando habla de esa paridad que existe entre la pieza (de arte) y su autor. La unicidad que cobra y el valor que se adjudica de por medio. Porque cualquiera podría haber pintado un “Desnudo, hojas verdes y bustos”, pero sólo el genuino de Picasso alcanza ese precio. Sólo porque es el de Picasso.

Es indudable, pues, que el nombre le da nueva dimensión a cualquier producción artística: yo pinto una bandera de EUA en madera y no hay ni quien pague medio centímetro por ella. Entonces nos situamos en la siguiente pregunta: ¿Qué le da ese valor al nombre? ¿Qué lo hace valioso? O mejor aún: ¿Cómo le hago para alcanzarlo?

En cualquier instancia responderse no sólo nos explica el valor de la mano del artista, sino también nos dará indicios del porque las mismas piezas tienen el valor (algo habrán tenido que sobresalieron) como un muralismo simbiótico entre productor y producto.

A pesar de esto, no hablamos de una cuestión de domingo en la plaza. La respuesta puede tener tantos matices como opiniones. Y formulas correctas y únicas no hay. Mi yo ingenuo pensaría que se debe al alcance contemporáneo que tiene el mensaje de las obras. El que tanto representan los valores de su época y que le dan un relieve único frente a sus contemporáneas. Asimismo, esta la calidad técnica y la justa medida que hayan tenido de tradición e innovación, que a final de cuentas nos permiten percibir las cosas en otro sentido más valioso.

Pero mi yo realista (y pesimista) me dice que tiene que ver más con las personas involucradas entre el artista y el público. Por manos de quien paso o porque lugares anduvo de visita (la pieza). Es en esta dimensión donde el contacto social, las amistades, los promotores, las mamas y demás gente intermediaria lo que le proporcionan oreo alcance al nombre del artista. Y al adquirir renombre, su trabajo alcanza otro nivel de costo.

En conclusión creo que la respuesta reside en una mezcla de las dos partes anteriores, tanto del talento como de los intermediarios. Por un lado tenemos la capacidad inherente (o ganada si nos permitimos tal sueño) del productor y por el otro las personas que promovieron y apreciaron, que valoraron el talento y trabajo del primero. Pero sin esto último (talento) que hay que valorar. No se trata de solo una dimensión.

Quizá en la última línea quienes tengan la culpa de esos valores sean aquellos que le dieron alabanza y gloria al artista. Es pues un dinamismo entre la capacidad del individuo así como del alcance que tenga en su sociedad (y motivada por la misma).

El arte es quizá donde mejor se aprecie el beneficio del uno en la sociedad y sobre todo, de la sociedad en el uno.

Rogelio Lozano Bazaldua.



La importancia de las piezas y su impacto en el mundo del arte, los momentos en que cada pieza fue creada y el significado sociocultural de estas.

En el caso de la fotografía de Andrés Gursky, refleja una realidad de nuestra sociedad y es que somos una sociedad de consumo, la abundancia de productos que consumimos y desechamos. La fotografía en este caso funciona como una radiografía de nuestra sociedad actual, consumista y desperdiciada donde mas es más y mejor.

Damien Hirst, al colocar a un conocido depredador, un icono del miedo y del terror, sub acuático, lo re significa, suspendiéndolo en formol y enfrentándonos cara a cara con la muerte. Un reto para el artista desde el hecho de construir el contenedor y la taxidermia del tiburón, crea una polémica por el enfrentamiento tan directo que crea esta obra con la muerte.

Jasper Johns y la American flag, todo un símbolo de la cultura norteamericana, Jasper le da un significado, cuando en esa época 60’s la expansión cultural de EUA a veces aceleradamente y el país entra en una lucha donde la juventud no se ve reflejada, es la época donde la bandera fue tomada y utilizada en todo tipo de cosas, del respeto a la burla.

Giacometti tomó el tema antropomorfo, dotándolo de un espíritu propio, la sociedad que refleja, esta pieza, así como la plasticidad con la que está realizada, hace que esta escultura tome una rumbo nostálgico, que nos hace preguntarnos hacia dónde vamos como humanidad.

Pablo Picasso y su importancia en las artes con el cubismo logran cambios en los conceptos que se tenían, crea una nueva forma de ver y apreciar el arte y se ve reflejado en cada una de sus piezas. El impacto cultural de Picasso va más allá del mundo del arte, es un parteaguas en nuestros conceptos como sociedad y es uno de los más grandes artistas que ha tenido la humanidad.

Los precios no hacen más que idealizarlas, las vuelven inaccesibles y únicas, el dinero nos hace como sociedad de consumo re interpretarlas e idolatrarla. ¡Porque lo que más cuesta, más importante es!

Tratamos siempre como sociedad darle nombre a lo innombrable, así como precio a lo invaluable, el verdadero valor de estas piezas va mas allá de su valor económico. Su valor en la cultura, su impacto en la sociedad y su importancia en el mundo del arte va más allá de su precio. Nos muestran más realidad de la sociedad, cada uno en su espacio cronológico.

Francisco León Figueroa.



¡Competencia e ingresos!

Creo que lo que acabamos de ver es el “mercado del arte”. Fuera de las piezas, los artistas, su nacionalidad es el mercado el que le da un valor monetario, más que el valor del arte lo da uno mismo.

Me lleva a otra pregunta: ¿Por qué mis fotos del OXXO no valen eso? Es mi trayectoria, mis estudios, mis años, mi “sexo”, mi nacionalidad, el color de mi pelo (todo influye, menos el color de mi pelo).

¡Una obra en sí solo tiene el valor de su manufacturación pero es en el mercado que se juega otro valor!

El valor de los hechos.

Exposición en MOMA…………………..$ CASHING

Lo compro fulano…………………………$ CASHING = $ MILLONES!!

Está en la galería X……………………….$ CASHING

Le gusto al papa…………………………..$ CASHING

El arte y el mercado

Sé que debería saber del mercado de arte, pero apenas entiendo de arte, saber de mercado será demasiado.

Es increíble como el arte ocupa lugares importantes en el mercado, a quienes alcanzan estos valores se debe a que hicieron historia al traer movimientos nuevos, a que este acto lo hacen arte, a que un loco les compra a lo que sea o tiene suerte.

Es cuestión de hechos lo que le da el valor a las cosas.

Araceli Solís Ibarra



Al ver los precios a los que venden Gursky, Hirst, Jasper Johns, Giacometti y recientemente Picasso, uno como productor no puede sentirse más que como el que ve al alumno favorito del maestro. Siendo en esta ocasión el mercado quien actúa como el maestro.

Estamos hablando de precios que van muy por encima del millón de dólares (hasta $106 millones de dólares).

¿Cómo es que alcanza estas piezas en particular ese precio tan estratosférico? Pero… ¿Cómo es que cualquier cosa adquiere su precio?

Gursky y su fotografía de un supermercado, Hirst con ese trabajo que ni siquiera hizo el, Johns el americano que vende más caro, Giacometti su escultura tamaño natural y Picasso…el genio. Todos ellos entran al mercado donde sus obras son intercambiadas como prestigio, conocimiento y muestra de poder. Porque el arte es extremadamente elitista.

Luisa Mariscal Martínez.


jueves, 20 de mayo de 2010

Annette Messager: la 'CO' en mar'CO' se vuelve mayúscula

Una exposición como la de Annette Messager, actualmente en el MARCO, tiene la capacidad y los recursos para impresionar a personas de todas las edades; a más de un crítico, artista, diseñador, ingeniero, y a cualquier visitante común y corriente.

La exposición está constituida por un buen número de piezas que involucran muchos objetos e ideas que por sí solos no hablarían mucho de arte y que, al agruparlos, la artista francesa decide convertirlos en tal. A productores de este tipo ya no podemos encasillarlos como pintores, escultores o dibujantes; sus nuevas formas de creación artística se han convertido en una continua novedad que día a día va dando lugar a nuevos nombres y técnicas que cambian constantemente.

Letras y colgantes de peluche, hilos, redes, hilaza, fotografías intervenidas, firmas, pelotas gigantes, sistemas de ventilación, palabras e intervenciones en los muros, dibujos, vastos metros de tela roja, antifaces, iluminación, muñecos, vestidos, sistemas mecánicos... los recursos son interminables y por eso mismo abren más que nunca la posibilidad de despertar una amplia gama de emociones en cada espectador, ya sea como mera experiencia visual o a través de aspectos mucho más personales y complejos.

Haciendo como pocas veces alarde a su "CO" de marCO, el museo regiomontano deja claro su orgullo de ser el primero en presentar una exposición de Messager a esta escala en Latinoamérica.

La labor que me parece más importante de todas es que el museo como institución y como espacio haya emprendido el reto de montar una exposición de este tipo, donde se evidencia que ya no hay nada más obsoleto que los métodos museográficos tradicionales donde "poner unos cuantos clavitos" y cuestiones como mantener las condiciones ambientales adecuadas eran las preocupaciones básicas del museo. Ahora cada exposición como esta es un desafío tecnológico y una responsabilidad cultural para toda la institución y su personal. El arte de Messager está, literalmente, en movimiento, y son otros más los que se encargan de que este movimiento y lo que expresa permanezcan en sus condiciones originales mientras dure la exposición.

Marco se vuelve contemporáneo al invertir en exponer algo más que simples piezas de reciente manufactura; lo consigue al elegir a productoras y productores cuyas ideas expresan de un modo tan claro y radical uno o varios aspectos de la cultura contemporánea.

Habrá quienes encuentren más placentero el contemplar una obra clásica o una pintura impresionista que la colección de Messager para encontrar su mejor firma, por ejemplo, pero es importante recordar que un espacio para el arte contemporáneo únicamente puede ser congruente consigo mismo y con su vocación al proyectar hacia afuera y hacia adentro una selección actualizada de los artistas que alberga, en la cual los valores artísticos no son los mismos de antes, aunque muchos espectadores aún los conserven en sus mentalidades y en sus expectativas.
Dalinda Peña Habib

martes, 18 de mayo de 2010

Messager


No pensaba que vendría un día en el que no me importaría pagar equis cantidad de pesos por entrar a ver una exposición en el Museo MARCO, pero el día llego cuando visité la exposición de la productora francesa Annette Messager.

Durante toda la exposición me mantuve con la boca abierta, como niña pequeña sin saber a dónde mirar y sin poder digerir la cantidad de cosas que las instalaciones de Messager me provocaban, no todas positivas, cabe mencionar, pues en la parte final los temas se vuelven intensos, violentos y sexuales, muy intensos.

Por la museografía, me parece que la exposición se divide en 3 partes. La primer sala es muy sutil y los diálogos de las obras con el espectador son más pasivos, incluso alegres, como ejemplo de esto es la instalación de nombre Fun, al pasar a lo que para mí es la segunda parte, presenta una serie de dibujos de nombre Las aventuras de Annete Messager, las cuales son más intensas y de alto contenido sexual, desde ese momento me parece que su obra va cobrando más fuerza en contenido como en impacto visual, las instalaciones finales (3 parte) como Quimeras, Manchas negras y Articulando y Desarticulando, hacen a los sentidos sacudirse, sitúan en un estado de hipersensibilidad donde todo cuanto se ve, conmociona.

Su combinación de muñecos de peluche, las fotografías intervenida y distintos materiales como telas, hilos y redes, se maneja de una manera bastante fluida, donde todo se integra a la perfección y nada parece fuera de lugar, esto hace a la exposición más completa, congruente y seria.

Para finalizar, creo que es la mejor exposición que he visitado, y más específicamente, de las mejores en MARCO, también cabe considerar que el hecho de ser instalaciones le brinda un peso extra por ser un medio que apenas se empieza a considerar, pero en éstas (las de Messanger) se nota un compromiso diferente con los materiales y contenidos que trabaja la productora, donde sus obras no hablan, lo que hacen es gritar y patalear.



Dalia Vázquez

Annette Messager


El conjunto de instalaciones expuesto por Annette Messager en el Museo Marco fueron adaptadas de manera brillante, ya que estuvieron a la altura de las expectativas impuestas por artistas esta talla. Esto se vuelve evidente en la manera armónica y agradable en las que pueden ser disfrutadas las instalaciones. El museo no se había visto en la necesidad de renovarse a si mismo para hospedar obras tan distintas a las vistas usualmente en este lugar. Esto habla bastante bien del aspecto museistico del Marco, ya que entre otras cosas, tambièn fue bien recibido por los espectadores.

Ya entrando a terrenos interpretativos, podemos decir que la obra de esta artista maneja elementos que pueden ser considerados feministas e infantiles, pero la seriedad con la que maneja estos temas también es observable a primera a vista, lo que crea una impresión distintiva. En cuanto a la fotografía del cuerpo humano, o de los fragmentos del cuerpo humano, vemos que nos recuerda al manejo de la figura como objeto surreal en el que se buscaban expresar elementos que surgían  de lo inconsciente. Un ejemplo de esto puede ser la obra del pie, que las mismas arrugas formaban las olas del mar, y que de ellas surgían rostros humanos en collage.  
Esto nos lleva a los medios que utilizo, estos no son muy pretenciosos ya que en realidad eran pura pluma y lápiz, cosas que simplemente puedes manipular en la fotografía, al igual que lo escrito en la pared,  esto demuestra que la carga creativa se nota no tanto en el objeto, sino en la idea que intenta representar en el momento en el que se esta efectuando a través del espectador.
Podemos ver que la obra de Messager no sitúa su valor en el objeto, sino en el juego que se da cuando el espectador presencia la obra. Esto se vuelve evidente cuando observamos los mismos objetos que utiliza (vestidos, peluches sucios, hilos, redes) lo que desplaza el valor ya mencionado al acto de experimentar la obra.

Para concluir, la gente debe estar preparada para poder leer con mas satisfacción la obra  aquí expuesta, aunque esto a  decir verdad no es necesario, ya que la obra de Messager se articula a si misma como un juego, y puede ser tomada como tal, pero podría ser muchisimo mas, lo que nos remite a la necesidad de buscar un espectador preparado para sacar de esta obra lo mas posible, cosa que indudablemente se merece.

Annette Messager

No se requiere saber que es francesa, que tiene 67 años, que ganó el León de Oro en la Bienal de Venecia, ni nada sobre Annette Messager para sentirse afectado por su obra. Ya sea horror, miedo, asombro, confusión, disgusto, admiración o una extraña sensación de estar caminando entre los recónditos pasadizos de las memorias infantiles de alguien, el diálogo creado entre el espectador y las piezas se vuelve todo menos ajeno.
La exposición, que se encuentra en el Museo de Arte Contemporáneo, consta de instalaciones de distintos tamaños, teñidas todas de un inapelable sentimiento de oscuridad que en ocasiones se vuelve violento y en ocasiones es apenas un susurro. Se trata de peluches sucios, fotografías y otros objetos que dentro de toda su cotidianidad transmiten un aire de grotesca monstruosidad que asusta.
La exposición, incluyendo el trabajo de la artista y a los encargados de montar y cuidar las piezas es sin duda alguna una labor entrañable digna de admirarse.

-Luisa Mariscal

Annette Messager y Yo Espectador


Siempre (no siempre, solo desde que traté de comprender el arte contemporáneo) he creído que la belleza (para algunos inexistente) del arte contemporáneo radica en la experiencia del espectador, es esto lo que la hace ser.

La obra de Messager, presentada en las salas de MARCO, es contemporáneo puro, por 3 cosas:

1. por la ruptura del arte a posarse en un lienzo, piedra, papel ni siquiera un ready-made.
2. Porque la experiencia es subjetiva para cada espectador.
3. Porque no me hizo sentir “BONITO”.

Visitar las salas cada vez se volvió más incomodo, ya no porque los guardias estuvieran mirándote como una profanadora del arte, como si con tus ojos destruyeran la pieza, ni porque estuvieras viendo las pinturas de Filemón Santiago y pensando: “como puedo perder mi tiempo en esto”, ni porque la museografía hacía imposible ver las cedulas o ver donde pisabas, no; eran las obras de una artista, que no es pintora, ni escultora, ni ceramista, ni grabadista; su obra hablaba lo que no estaba acostumbrada a escuchar en MARCO; hablaba de dolor, miedo, incertidumbre y con muñecos de peluche, que pasaron de ser palabras hasta hacerse mías.

Pensaba que se sentía como alguna de esas experiencias en la vida, como cuando te gradúas que tienes miedo pero sales y eres feliz, o las novias al casarse viven incertidumbre y después felicidad, así yo, me sentí feliz camino a mi carro porque el arte contemporáneo había cumplido su objetivo en mi. (cursi, pero si).

MARCO, gracias.

Annette Messager



Tuve hace un mes la oportunidad de ver una de las obras de Annette Messenger dentro de las instalaciones del MOMA, como parte de la colección permanente de fotografía. Al ver su obra y ver que la manera de presentarla era un poco inusual y diferente al resto de las demás me llamo mucho la atención. Al saber que la artista se exhibía en el museo MARCO, me esperaba algo completa mente diferente a lo que vi.

La exposición de Annette Messager , supero mis expectativas, cabe mencionar que el museo hizo un excelente trabajo de curaduría, con respecto a la exposición en general, pero destacando las instalaciones.
La obra de Annette es algo completamente contemporáneo, si no sabes que es lo que vas a ver en la exposición, te llevas una gran sorpresa como espectador al ver el trabajo en general.

La artista crea sus obras con objetos comunes y corrientes como peluches, hilos, redes, cuenta también con dibujos sencillos y el manejo de la fotografía del cuerpo humano.
La instalación Casino definitivamente es una de mis favoritas. Pude haber pasado horas observando como la tela se movía como si fueran olas. Esta obra esta inspirada en el interior de la ballena de la obra pinocho, de igual manera maneja mucho los juguetes y peluches, y me llama la atención como con objetos que de cierta forma, son inocentes, nos proyecta un mensaje que va mas aya de los juegos infantiles.

El guiño de Annette Messager

Uno no puede salir sin asombro de la presente exposición de Annette Messager en el MARCO. Se trata de un repertorio de obras innovadoras pero curiosamente familiares. La artista re-plantea nuestros círculos más íntimos, nuestras memorias en escenarios de lo más diversos. Pero que no dejan de atraparnos y cautivarnos.
Es de lo más genial encontrarse con una risa cuando nos situamos frente a piezas como “Protección” o “Rumor” donde la comicidad se hace cómplice de nuestra propia infancia, para dejarnos con un curioso jugueteo mental entre el goce de la pieza y el mensaje entendido. Que en un descuido y no era obligación del espectador (entender algo).
Pero también me encuentro con un guiño macabro en ese ambiente lúdico de Messager. Sentado frente a “Articulado-Desarticulado” me río y me espanto. Hay una curiosa mezcla de gozo y horror que termina en un cosquilleo de remordimiento. Una proyección de la misma naturaleza (sea lo que sea) humana y social.
Ver la obra de Annette Messager da una sensación de un encuentro conmigo mismo en los ojos de alguien más. “El otro define el yo”, con palabras aproximadas nos resumía Umberto Eco la postura de la otredad en sociedad. Y una misma índole se percibe en las piezas ahora expuestas en MARCO. Nos encontramos con piezas y formas tan familiares (peluches, fotografías, nuestro mismo cuerpo incluso) en lecturas completamente innovadoras, alegres y terribles. Es verme, en mi intimidad, en mi infancia, en mi juego, en mis sueños, en mis preocupaciones a través de la mirada de otra persona.
Tal logro no puede ser sino completamente admirable. Qué va hablar de su pieza “Casino”, la ganadora en la Bienal de Venecia (2005). Y no menos de veinte minutos me tuvo cautivo frente a ella. Porque no sólo atrae y maravilla, también inquieta. La obra de Messager pareciera seguir esa misma línea constante, atraerte con un vislumbre gracioso y atraparte (casi ensoñadoramente) con garras de miedo y excitación. Es así como “Casino” nos ofrece un “guau” al verlo por vez primera, para luego dejarnos ahí frente a la seda roja un buen rato, esperando que algo nuevo pase, que algo nuevo se ilumine, que algo nuevo nos asombre. Lo mejor de todo es que, en efecto, algo nuevo sucede. En la obra y en mí.
También un buen ejercicio de autopercepción, porque a la vez que me encanto con las piezas me asombro de mi propia reacción ante ellas. Y ahí está el espectador asomándose para ver las “Manchas Negras” y riéndose de la elegancia y la sencillez de las formas como de la misma risa que en él se origina.
Es una exposición que no puede pasarse por alto, agrupa de la forma más genial ambientes dispares y sensaciones de lo más variadas. Nos permite articular y desarticular nuestras memorias, mis sueños con mis pesadillas, mis cuentos de hadas con mis más terribles miedos.

Rogelio Lozano Bazaldúa


imagen extraída de aquí.